Objetivo 2: Hambre cero

Poner fin al hambre

Después de una constante disminución del hambre durante tres décadas este ha aumentado poco a poco desde 2015 dejando actualmente al 8,9% de la población mundial o 690 millones de personas en este problema aumentando en 10 millones por año. Esta afecta principalmente a los niños de los cuales uno de cada cuatro sufre un retraso en el crecimiento, uno de tres en países en desarrollo, en el peor de los casos es la causa de más común en niños menores de 5 años. 

Esto es en parte culpa de los conflictos políticos, el cambio climático y las crisis económicas, pero también del COVID-19 que pone en grave riesgo a estas personas vulnerables y a las que están al borde de la hambruna. Esta población se encuentra principalmente en Asia del Sur, Asia Occidental y África Subsahariana. 

Para solucionarlo necesitamos un cambio en el sistema agroalimentario mundial para que aumente la producción y sea sostenible en el tiempo para satisfacer a toda la demanda que hay y que vendrá. El sector es el mayor empleador del mundo, sobre todo de hogares pobres. En países en desarrollo la mayoría son pequeñas granjas que con una buena inversión pueden aumentar esta seguridad alimentaria. 

Las consecuencias del hambre

Objetivo 2

  • flag   Metas del Objetivo 2
    • 2.1 Para 2030, poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas, en particular los pobres y las personas en situaciones vulnerables, incluidos los lactantes, a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año. 
    • 2.2 Para 2030, poner fin a todas las formas de malnutrición, incluso logrando, a más tardar en 2025, las metas convenidas internacionalmente sobre el retraso del crecimiento y la emaciación de los niños menores de 5 años, y abordar las necesidades de nutrición de las adolescentes, las mujeres embarazadas y lactantes y las personas de edad. 
    • 2.3 Para 2030, duplicar la productividad agrícola y los ingresos de los productores de alimentos en pequeña escala, en particular las mujeres, los pueblos indígenas, los agricultores familiares, los pastores y los pescadores, entre otras cosas mediante un acceso seguro y equitativo a las tierras, a otros recursos de producción e insumos, conocimientos, servicios financieros, mercados y oportunidades para la generación de valor añadido y empleos no agrícolas.  
    • 2.4 Para 2030, asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas resilientes que aumenten la productividad y la producción, contribuyan al mantenimiento de los ecosistemas, fortalezcan la capacidad de adaptación al cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos, las sequías, las inundaciones y otros desastres, y mejoren progresivamente la calidad del suelo y la tierra.  
    • 2.5 Para 2020, mantener la diversidad genética de las semillas, las plantas cultivadas y los animales de granja y domesticados y sus especies silvestres conexas, entre otras cosas mediante una buena gestión y diversificación de los bancos de semillas y plantas a nivel nacional, regional e internacional, y promover el acceso a los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos y los conocimientos tradicionales y su distribución justa y equitativa, como se ha convenido internacionalmente.  
    • 2.a Aumentar las inversiones, incluso mediante una mayor cooperación internacional, en la infraestructura rural, la investigación agrícola y los servicios de extensión, el desarrollo tecnológico y los bancos de genes de plantas y ganado a fin de mejorar la capacidad de producción agrícola en los países en desarrollo, en particular en los países menos adelantados.  
    • 2.b Corregir y prevenir las restricciones y distorsiones comerciales en los mercados agropecuarios mundiales, entre otras cosas mediante la eliminación paralela de todas las formas de subvenciones a las exportaciones agrícolas y todas las medidas de exportación con efectos equivalentes, de conformidad con el mandato de la Ronda de Doha para el Desarrollo.  
    • 2.b Adoptar medidas para asegurar el buen funcionamiento de los mercados de productos básicos alimentarios y sus derivados y facilitar el acceso oportuno a información sobre los mercados, en particular sobre las reservas de alimentos, a fin de ayudar a limitar la extrema volatilidad de los precios de los alimentos.