La industrialización inclusiva y sostenible, junto con la innovación y la infraestructura, pueden desbloquear un poder económico dinámico y competitivo para la generación de empleo e ingresos. Desempeñan un papel clave para permitir la introducción y promoción de nuevas tecnologías, la facilitación del comercio internacional y el uso eficiente de los recursos. Pero el mundo todavía tiene un largo camino por recorrer antes de poder explotar plenamente este potencial. En particular, es necesario acelerar el desarrollo del sector manufacturero para que los países menos adelantados cumplan los objetivos de 2030 y aumenten la inversión en investigación científica e innovación. Incluso antes de que llegara la pandemia de COVID-19, el crecimiento de la fabricación mundial se estaba desacelerando. La pandemia ha afectado gravemente a la fabricación, interrumpiendo las cadenas de valor mundiales y el suministro de productos. La innovación y el progreso tecnológico son clave para encontrar soluciones sostenibles a los desafíos económicos y ambientales, como una mayor eficiencia energética y de recursos. En general, la inversión en investigación y desarrollo (I+D) como porcentaje del PIB aumentó del 1,5 % en 2000 al 1,7 % en 2015 y se mantuvo relativamente sin cambios en 2017. Sin embargo, en las regiones en desarrollo, el porcentaje es inferior al 1%.
Cuando se trata de infraestructura de telecomunicaciones, más de la mitad de la población mundial ahora está conectada y casi toda la población mundial vive en áreas cubiertas por redes móviles. En 2019, se estima que el 96,5% de la población tendrá cobertura 2G o mejor.